Ellos querían algo que fuera acorde con las fechas, que representara su nombre y que a la vez fuera elegante (entre otras cosas). El resultado fue dos pequeños árboles navideños realizados con corchos (los mismos que ellos utilizan para cerrar sus botellas y que llevan el nombre de la empresa). Ellos quedaron encantados y el público también, me consta que más de uno, entre pintxos y txikitos, quiso comprarlos, otros se paraban curiosos a mirar y otros pensaban que eso no era corcho, que sería cualquier otra cosa.
¡También sé que los arbolitos algo ya vendieron! porque entre que se quedaban a mirar y a hablar con los que estaban en la barra... ¡pedían algo para tomar!
Ah, y por cierto, los txaolís Oletxe y Butroi fueron todo un éxito, para las 3 o antes ya tenían todo vendido y marchaban para casa (es que está muy rico).
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